Mitos y verdades sobre el sueño
Nos pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo. Un tiempo valiosísimo al que deberíamos darle la importancia que se merece ya que el sueño es una de las mejores maneras de cuidar nuestra salud.
Mantener una correcta higiene del sueño debe ser algo prioritario en la vida de cualquier persona pero, a veces, puede resultar complicado si además no se cuenta con la información adecuada.
Con la llegada de Internet, los bulos y la desinformación cada vez llegan a más y más personas. Por eso es importante arrojar luz sobre algunas de las realidades y mitos sobre el sueño más extendidos y que, en muchos casos, pueden llegar a provocar malos hábitos o conductas inadecuadas.
La prevención y el conocimiento siempre son las mejores herramientas y es importante recordar que ante cualquier duda, lo recomendable es acudir a fuentes de información fiables o a profesionales sanitarios.
A continuación recogemos algunas de las realidades y mitos sobre el sueño que han despertado mayor interés en los últimos tiempos.
El sueño depende de factores genéticos.¿Mito o realidad?
Realidad.
Diferentes investigaciones aseguran que tanto el sueño, como algunos trastornos del sueño, presentan un componente genético. De hecho, en la actualidad existen más de 100 trastornos de este tipo para los que, en algunos casos, se han confirmado componentes hereditarios o genéticos.
También parece quedar clara la influencia de los genes en factores como la respuesta ante la falta de sueño o la duración, es decir, el ser más o menos dormilón.
El consumo de alcohol ayuda a dormir. ¿Mito o realidad?
Mito.
Esta es una de las falsas creencias más extendidas a nivel general ya que el alcohol suele producir un efecto relajante. Pero lejos de ayudar a dormir puede producir el efecto contrario, además de que su consumo ya de por sí puede tener efectos perjudiciales para la salud.
Diferentes investigaciones apuntan a que el alcohol interrumpe los ciclos normales del sueño y suprime la fase REM, encargada de contribuir a un descanso y un despertar óptimos, además de favorecer la capacidad de aprendizaje.
Por ello, en los casos en que cueste conciliar el sueño, siempre será preferible no consumir sustancias potencialmente peligrosas como el alcohol. En su lugar se pueden implementar hábitos saludables como poner en práctica técnicas de relajación, la lectura de un libro antes de acostarse, tomar un baño caliente o evitar el uso de pantallas, con el objetivo de favorecer una correcta higiene del sueño. También es posible recurrir a medicamentos avalados por las autoridades sanitarias como aquellos compuestos por doxilamina. Recomendados para poder conciliar el sueño, son efectivos en la reducción del tiempo de inicio, así como en incrementar la profundidad y duración del mismo. Se dispensan en farmacias y es el profesional sanitario quien mejor te podrá aconsejar sobre su uso ya que éste, no debe prolongarse más de 7 días sin contar con prescripción médica.
La mejor postura para dormir es hacerlo del lado izquierdo. ¿Mito o realidad?
Realidad.
La postura que se adopte a la hora de dormir puede influir mucho en la calidad de ese tiempo de descanso, e incluso tener consecuencias para el bienestar.
Cada persona tiene sus preferencias. Algunas duermen boca arriba, otras boca abajo, otras de lado y, según los expertos, los adultos cambian de postura entre 3 y 36 veces por noche.
En este sentido, diversos estudios afirman que dormir del lado izquierdo es la posición más saludable para la alineación y el descanso del cuerpo.
Haciéndolo de esta forma se pueden obtener beneficios como la reducción de los ronquidos, aliviar problemas como el reflujo gástrico o ayudar al drenaje linfático que se encarga de la limpieza de residuos del sistema nervioso central.
Además, parece ser la postura perfecta para las personas que sufran dolencias lumbares y para aquellas con dificultad respiratoria.
Roncar es algo normal y no tiene mayor importancia. ¿Mito o realidad?
Mito.
Roncar es algo normal y casi todas las personas suelen hacerlo de vez en cuando sin que haya consecuencias graves para su salud ni que tenga mayor importancia. Pero en otros casos sí puede suponer un problema crónico o indicar una enfermedad grave.
Aquellos casos que presentan un ronquido fuerte, seguidos de periodos de silencio en los que la respiración puede llegar a detenerse, pueden ser indicativos de padecer apnea obstructiva del sueño.
Ante estos síntomas, acompañados de otros como dolor de garganta al despertar, ahogo y dolor de pecho por la noche, o presión arterial alta, sería preciso consultar con un especialista para que pueda llevar a cabo un diagnóstico adecuado.
BIBLIOGRAFÍA
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