¿CUÁL ES LA TEMPERATURA IDEAL PARA DORMIR BIEN?
Casi la mitad de los adultos en España declara no tener un sueño de calidad. Y más allá de nuestras fronteras, estas cifras también se presentan como altamente preocupantes a nivel mundial.
Por ello, los investigadores cada vez se centran más en estudiar las causas que provocan que la población no duerma bien y, aunque hay muchos estudios centrados en los factores fisiológicos y de conducta, no hay tantos focalizados en factores ambientales, como por ejemplo la temperatura.
En este sentido, un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Harvard ha arrojado luz sobre este aspecto.
¿Cómo afecta la temperatura a nuestro descanso?
Disfrutar de confort térmico en la habitación en la que dormimos es más importante de lo que se podría pensar.
Que el dormitorio presente una temperatura por encima o por debajo de la adecuada dificulta el descanso, alterando e interrumpiendo los ciclos naturales del sueño, y esto podría afectar de forma seria a nuestra actividad y a nuestra productividad laboral.
De hecho, un estudio reciente demuestra que dormir en una estancia con una temperatura de 28ºC, frente a otra a 24ºC, empeora el rendimiento laboral al día siguiente.
Y es que la temperatura ambiente tiene una incidencia directa en los ciclos del sueño. Durante la noche, una exposición puntual a altas temperaturas como sucede, por ejemplo, durante las olas de calor, reduce tanto la fase de sueño profundo como la fase REM y provoca interrupciones en el descanso. Una exposición a corto plazo al frío, afecta principalmente a la fase REM y provoca un sueño más inquieto.
De ahí que al igual que controlamos aspectos como la iluminación o el ruido en nuestro dormitorio, también sea importante controlar la temperatura ambiente para obtener un sueño reparador.
¿Cuál es la temperatura adecuada para dormir bien?
Los rangos de temperatura recomendados para descansar correctamente suelen variar en función de la fuente que se consulte. Pero, aunque normalmente el grado de confort térmico a obtener dependerá de diferentes factores, un grupo de investigadores de Harvard parece haber dado con la clave en el caso de las personas mayores.
Según los resultados de este estudio, la temperatura nocturna que se debe dar en el dormitorio para que el sueño de las personas mayores sea más eficiente y reparador debería oscilar entre los 20ºC y los 25ºC. De superar esa temperatura, la eficiencia del sueño cae entre un 5% y un 10%.
¿Y por qué el estudio se centra en las personas mayores y no en otros rangos de edad? Porque normalmente las personas mayores presentan una peor calidad de sueño, lo que a su vez influye en muchos aspectos relacionados con su salud y bienestar.
Independientemente de la edad, los resultados de este estudio resaltan cómo a través de la optimización del ambiente térmico y el ajuste personalizado de la temperatura, es posible mejorar la calidad del descanso y evitar problemas a la hora de conciliar o mantener el sueño, o incluso padecer insomnio.
Para lograrlo, los expertos recomiendan una serie de pautas para dormir tanto en épocas de calor, como de frío.
En general, estos consejos persiguen obtener el tan codiciado confort térmico a través de:
- La instalación de un sistema de aislamiento en las ventanas de la habitación que proteja la estancia de las temperaturas extremas.
- La ventilación de la estancia durante las primeras horas del día en invierno y las últimas en verano.
- El uso de programadores que permitan encender y apagar los climatizadores y así favorecer la temperatura adecuada cuando vayamos a dormir.
- La elección de la ropa de cama en función de la estación, con materiales ligeros como el lino en verano o la franela en invierno.
- El ajuste de persianas y cortinas con el objetivo de reducir el paso del frío o el calor a la estancia.
Si a pesar de poner en marcha estas medidas se continuasen presentando problemas para dormir debido a una ola de calor o frío intenso, el uso de complementos alimenticios que contengan melatonina en comprimidos o en formato gotas, favorecen la conciliación.
También los complementos alimenticios de liberación controlada que además de melatonina incluyen valeriana, pasiflora, triptófano y melisa en su composición, facilitan un sueño reparador.
BIBLIOGRAFÍA
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